Los pies al comienzo de mi trayectoria eran un elemento obsesivo sobre el que trabajé reiteradamente desde un concepto muy escultórico. Nos ayudan a movernos de un lugar a otro, y desde el universo femenino los pies y los zapatos tienen una importante tradición fetichista. En esta obra reflexiono sobre la belleza de lo real que es el pie, poniendo en valor este elemento del cuerpo, sus formas y volúmenes, convirtiendo al zapato en un elemento “no real” sino representado. Una instalación que se expuso en el Pazo de Torrado de Cambados en 2010, dentro del proyecto expositivo: 15 proyectos de espacio para 1 espacio.
